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miércoles, 9 de marzo de 2011

Urbano sin regreso

Soy el pasajero oscuro de un camión urbano. Me subo sin imaginarme todo lo que un viaje de 45 minutos puede revelar.

Me siento hasta atrás donde no llame la atención. Me pongo los audífonos y escucho música -no recuerdo la canción en ese momento, ¡vaya memoria que tengo!-, bajo el volumen para escuchar las conversaciones de los demás pasajeros -uno no puede imaginarse lo que dice la gente cuando piensan que no les estás prestando atención-, lo podríamos llamar un fetiche o simplemente mi lado chismoso.

El transporte inicia su travesía -y con esto los enfrenones, empujones de la gente, etcétera-. El primero en subir es un señor que llamaremos Extra. Extra se sube por la parte de atrás, con el único fin de no pagar su cuota -probablemente sea amigo del conductor, ¡viva la corrupción y los tratos preferentes!-. Habemos algunos caballeros que dejan subir primero a las damas -no siempre existen-. Hay unos aprovechados -yo más bien les diría “señoritas de closet”-, ya que toman ventaja de esta muestra de amabilidad para ganar lugar y no ir de pie.

Ya una vez acomodados -yo diría encimados, la palabra autosardina… se queda corta-, esto gracias a que el conductor gane más, pero eso, sí los que sufren son los que pagan -¡vaya manera de convertir un viaje largo en incómodo y desesperante, por no decir, ¡asfixiante!-.

¡Y por fin el viaje empieza! A los pocos minutos, una mujer cargando a un niño sube al ya recatado transporte. Como dije, hay tantos caballeros -¡sí, como no!- que se pelean por ceder su lugar -nuevamente, ¡sí, como no!-. Es por eso que una voz al fondo -la del Pasajero Oscuro- dice: “¡Los asientos amarillos son para estos casos, webones!”. Los ocupantes de dichos asientos se sienten ofendidos -esa era la intención- y ceden su lugar a la mujer, pero en su cara se ve cómo cruza el pensamiento: “ojalá no escoja el mío”. Al afortunado que tuvo la suerte de ceder su lugar a una mujer -cabe mencionar que hoy es el Día Internacional de la Mujer, felicidades a mis lectoras-, se siente ofendido y pone una cara de "¡puta madre!".

[Continúa el viaje...]

Un poco después un hombre con una gabardina sube. Al Pasajero Oscuro le parece extraño que alguien pueda llevar una gabardina, cuando afuera hace unos 20º C y con el calor humano de transporte talvez se siente unos 22º ó 23º. Lo llamaremos Jack. Se detiene a unos centímetros del Pasajero Oscuro.

[Seguimos viajando...]

Una joven de belleza arrebatante se sube a nuestra historia. Pasa entre los cuerpos de otras personas, hasta llegar a la fila de atrás y pedir permiso para ocupar el lugar de la mochila del Pasajero Oscuro. Llamémosla Linda. Linda pide de una manera tan despreocupada ocupar dicho lugar, atontado por su belleza el Pasajero Oscuro se queda pasmado unos momentos y al reaccionar, Linda ofrece otra sonrisa que lo deja helado. Pasan unos minutos y el Pasajero Oscuro siente la mirada de Linda, decide darle poca importancia y continúa observando a Jack, le causa mucha intriga su vestimenta.

A mitad del trayecto del Pasajero Oscuro, Linda toma valor y decide darle un “Hola” al Pasajero Oscuro -al parecer quería causar la misma reacción que la primera vez, no funcionó-, el Pasajero Oscuro estaba un poco absorto en sus pensamientos; por lo que Linda tuvo que repetir su saludo. El Pasajero Oscuro ahora sí escucha y responde, muy desinteresadamente. Linda toma esto como un ¡no molestes!, así que del saludo y una leve sonrisa no pasa.

Al poco tiempo, Linda pide permiso para salir -su parada es la siguiente-. El Pasajero Oscuro por estar observando la pluralidad de las personalidades que lo acompañan -uno encuentra cada cosa en un camión urbano-, no notó que Linda escribía en un papel su número telefónico. Al abrir la puerta y antes de dar el primer paso a su descenso, Linda le entrega al Pasajero Oscuro dicho papel y le agrega un sonoro ¡llámame!. El Pasajero Oscuro, lo toma y regresa un gracias con una sonrisa. Una sonrisa tan característica de él, que Linda no pudo esconder que se había enganchado del Pasajero Oscuro.

[El viaje casi termina...]


El Pasajero Oscuro guarda el papel que Linda le entregó y vuelve a acomodar su mochila en el asiento, ahora, libre. El autobús ya iba más ligero de personajes.

Dos hombres con camisa y corbata suben al transporte. ¡Son Testigos de Jehová! No causaron mucha impresión para el Pasajero Oscuro, hasta que abrieron su librito -La Biblia- y pidieron sus famosos “5 minutos para hablarles del Señor” -5 minutos, ¡sí, como no!-. “¡No me chingues, ahora hasta en el transporte vienen a pregonar!”, piensa el Pasajero Oscuro. Para su buena suerte, su viaje casi llegaba a su fin, por lo que se sintió liberado; pero a la vez triste por los demás pasajeros que tendrían que tomar la clase de doctrina.

Se levanta para hacer la llamada para su parada, cuando nota que Jack también realiza movimientos para su descenso. "Una parada más y me bajo, este hombre me da mala espina. Si se va a bajar en esta, esperaré a la próxima".

-Pero el destino es gracioso, y decide bajarse en su parada y no esperar más, está muy cansado como para tener que caminar de más-


El Pasajero Oscuro toca el timbre y desciende; presta atención para ver si Jack también baja, pero no lo hace, se queda frente a la puerta. Sólo el Pasajero Oscuro desciende.

A la mañana siguiente, el Pasajero Oscuro lee una nota que se titula “Psicópata toma 20 vidas en ruta X”.

La taza de café resbala de sus manos creando un gran charco y manchando al Pasajero Oscuro.

Mientras la taza llega a su destino, por su mente cruza su vida:
* A 20 personas les quita el aliento, pudieron haber sido 21...
* Pasó tu último cumpleaños.
* La pelea con tu hermana en la mañana
* La última persona a la que abrazaste.
* La última persona a la que le dijiste TE AMO.
* El último mimo de tu Mamá.
* El último consejo de tu Papá.


¿Alguna vez han pensado todo el tiempo que desperdiciamos y lo que no decimos?

Este tipo de situaciones te hacen reflexionar muchas cosas, pero...

¿Es realmente necesario estar en esta situación para reevaluar tu vida?


Saludos y dulces sueños...

4 comentarios:

  1. jajaja, buen post! (primero lo primero) y con un fondo interesante... si tu vieras lo que te encuentras en el metro de estos lados...

    Pero... el camion lleno y la mochila ocupando un lugar???!!! mal mal mal... jejejeje

    Saludos

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  2. Gracias :D.

    El que no habla Dios no lo escucha, no?

    Saludos y dulces sueños...

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  3. tu muy bien! me agrada vaya que te volvió la inspiración

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